Según las entrevistas realizadas en varios huariques, pudimos descubrir que son espacios pequeños donde se destaca la familiaridad y se preserva el auténtico sabor de la gastronomía peruana. Por ejemplo, en Huerta Chinen, Angélica nos contó que llegó al mercado de Surquillo ayudando a su primo. Sin embargo, la insistencia de las personas por degustar sus platillos la llevó a tomar la decisión de quedarse. De esta manera, su negocio comenzó a crecer, y alquiló tres puestos más para que sus clientes pudieran encontrar espacio cada vez que visitaran. Angélica atiende a sus clientes con una sonrisa, mostrando dedicación en su trabajo. A lo largo de los años, ha logrado ganarse el cariño del público y ahora es conocida por todo el mercado. Ella enfatizó su agradecimiento por la gran acogida que ha tenido y por la fidelidad de sus clientes a lo largo de los años.

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Por otro lado, en el Tío Candela, Ivonne Saravia compartió que han estado vendiendo en el mismo lugar durante muchos años. Su objetivo es ofrecer un restaurante hogareño donde los comensales se sientan cómodos al comer. Ivonne también mencionó que sus clientes siguen viniendo a pesar del tiempo transcurrido. Le gusta observar cómo los clientes que venían con sus hijos pequeños ahora los traen a ellos, pero ya adultos. Ha sido testigo del crecimiento de varios de sus clientes y aspira a que su restaurante continúe la tradición por muchos más años con la misma caracterización.

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En el caso del Rest Bar Huascarán, aunque llevan 30 años en esta nueva sede, han logrado ganarse el afecto del público ofreciendo un lugar agradable y cómodo para pasar un rato agradable durante el almuerzo y en cualquier momento del día.

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A partir de estos casos y la información recopilada, se puede entender que los huariques mantienen este estilo tradicional para preservar las tradiciones de generación en generación y dejar reflejado su legado para las futuras generaciones. Buscan que las personas se sientan envueltas en la propuesta que ofrecen y se dejen cautivar por ella.